El arte invisible del diseño de aprendizaje

El arte invisible del diseño de aprendizaje_
Tabla de contenidos

Cuando hablamos sobre el diseño del aprendizaje nos referimos al concepto que engloba la planificación de experiencias de aprendizaje y educativas. Un proceso tras bambalinas que exige poner todas las cartas sobre la mesa para estructurar una formación cuidando cada detalle para no dejarse nada en el tintero.

Más allá de la estructura y los tipos de contenidos, se tienen en cuenta los elementos clave de un curso y cómo estos se alinean con los objetivos finales y las necesidades de los estudiantes.

Por eso, a la hora de diseñar, plantear y planificar una experiencia de aprendizaje, es importante cuestionarse los objetivos del curso y las expectativas de los estudiantes, tanto durante el proceso formativo como en cuanto a los conocimientos adquiridos, además de las estrategias de enseñanza que se quieren implementar.

No se puede empezar la casa por el tejado, hay una serie de elementos y cuestiones que se deben considerar para crear una experiencia de calidad, que no solo aporte valor y conocimientos relevantes a los estudiantes, sino que también cumpla con el propósito del curso.

Esta planificación adopta formas diferentes dependiendo de la modalidad de enseñanza, ya que cada uno plantea maneras distintas de abordar la formación y atender sus necesidades específicas. No es lo mismo diseñar un curso online que hacerlo para una clase presencial.

Diseño de aprendizaje: un enfoque tradicional vs. un enfoque flexible y adaptativo

Diseño de aprendizaje_ un enfoque tradicional vs. un enfoque flexible y adaptativo​
Existen varias teorías, estrategias y modelos que se pueden implementar en el diseño de aprendizaje, algunos más estructurados y otros más flexibles.

El modelo ADDIE vs el modelo SAM

Por ejemplo, el modelo ADDIE (análisis, diseño, desarrollo, implementación y evaluación) tiene un enfoque más tradicional, es uno de los primeros modelos que se desarrollaron y son muchos los que apuestan por seguir este esquema.

Otro modelo popular a la hora de diseñar experiencias de aprendizaje y que surge como una alternativa más dinámica al ADDIE es el modelo SAM (modelo de aproximaciones sucesivas).

El enfoque tradicional del modelo ADDIE es lineal y secuencial, con una estructura muy bien marcada que hace que sea muy fácil de seguir y que, a su vez, hace que cualquier cambio o ajuste una vez ya está desarrollado sea más complejo.

En este modelo primero se analizan meticulosamente los objetivos del curso y las necesidades tanto de los alumnos como de docentes. Con estos datos, se diseña el programa educativo teniendo en cuenta aspectos como materiales que se van a ofrecer, herramientas que se van a utilizar y temario a tratar entre otros.

Tras esto se procede al desarrollo de dichos materiales y a la implantación del curso, dando acceso a estos materiales al alumnado y preparando al profesorado. Finalmente, como todo proceso, se debe evaluar si el diseño cumple con los objetivos, si es eficiente y cuáles son los resultados.

Al ser un modelo muy rígido, si tras la evaluación se detecta algún fallo o aspecto a mejorar o modificar, habría que dar unos pasos hacia atrás y hacer los ajustes necesarios antes de seguir avanzando, como un engranaje donde todas las partes están medidas al milímetro y deben encajar a la perfección unas con otras.

El modelo SAM, con un enfoque más flexible y adaptativo, consta de tres fases en constante evaluación y mejora.

La primera fase es la de preparación, donde se establecen los objetivos iniciales, se identifican las necesidades de los estudiantes y se recopila información relevante que pueda ayudar al diseño del plan como sugerencias o comentarios de profesorado y alumnado. Con toda esta información, se va moldeando y modificando el plan sobre la marcha.

Tras esta fase se procede al diseño iterativo, creando diseños y prototipos de los materiales de aprendizaje, los cuáles se ponen a prueba para recoger el feedback de alumnos y docentes. Este feedback se toma como referencia para mejorar los materiales y el contenido.

Una vez obtenida una versión final que dé respuesta a todas las necesidades y cumpla con el propósito del curso, se implementa. Este modelo más interactivo presenta una mayor adaptabilidad frente a cambios rápidos y da pie a la creatividad y a la experimentación durante todo el proceso.

Reflexionando sobre los diferentes enfoques

Reflexionando sobre los diferentes enfoques​

Escoger un modelo u otro depende de los objetivos de cada curso y del tipo de alumnado al que va dirigido. Escoger un modelo tradicional como el ADDIE es ideal para proyectos con requisitos bien definidos y que demandan un gran control desde el principio.

Optar por una planificación más flexible y adaptativa, como la que ofrece el modelo SAM, puede ser una ventaja en proyectos donde los objetivos no están claros desde el principio o son susceptibles a cambios con el tiempo y el diseño del curso necesita poder adaptarse rápidamente.

¿Cómo hacer que un curso sea relevante y efectivo?

A la hora de diseñar un curso relevante y efectivo hay que centrarse en las necesidades del estudiante, tener unos objetivos claros y utilizar las herramientas adecuadas.

Para que un curso resulte atractivo para un alumno se deben conocer sus motivaciones e intereses para poder darles respuesta de forma satisfactoria.

Los objetivos deben estar alineados con estos intereses, deben ser específicos, claros, aportar valor y ser relevantes. Por ejemplo, en un curso sobre inteligencia artificial dentro de una empresa, no es lo mismo plantear como objetivo «Enseñar a los empleados sobre inteligencia artificial» que detallar exactamente qué conocimientos y competencias adquirirán con la formación, como por ejemplo «Enseñar a los empleados como usar la inteligencia artificial para generar imágenes de calidad para campañas de marketing en 5 horas».

Otro de los aspectos que hace que un curso sea más relevante y despierte más interés es el aprendizaje activo, fomentando la interacción y la participación utilizando elementos como juegos, proyectos colaborativos o debates. Incluir ejemplos prácticos y casos reales que reflejen la vida real también es un punto fuerte a la hora de captar la atención de los alumnos.

Además de mantener el temario y los contenidos actualizados. Algo muy valorable es la evaluación del aprendizaje de manera significativa. Ya sea con cuestionarios bien elaborados, tareas que realmente sirvan para aprender o comentarios individualizados por parte del docente que aporten valor y sirvan para mejorar.

¿Cómo alinear los objetivos con las necesidades de los estudiantes?

Como en el apartado anterior, tener muy claro cuáles son los objetivos del curso y las necesidades de los estudiantes es un paso clave para poder alinearlos y crear una solución de aprendizaje adecuada.

Evalúa la base de conocimientos que tienen los estudiantes para ofrecer un contenido acorde. Si es demasiado avanzado podría frustrarlos y perder su utilidad, pero , si es muy básico, podrían aburrirse.

Los objetivos del curso deben tener sentido, no solo para el tema que se enseña, sino también para la situación en la que se encuentran los estudiantes. Por ejemplo, en cursos enfocados a los empleados de una empresa, los aprendizajes y competencias adquiridas deben poder usarse de alguna forma en su día a día laboral.

Para alinear estos objetivos, es importante considerar el feedback de los estudiantes, ver si ambos están en la misma línea y la formación es realmente útil o aún hay espacio para mejoras.

Elementos clave a la hora de diseñar un curso

Elementos clave a la hora de diseñar un curso​

Puede sonar repetitivo, pero no nos cansaremos de decirlo: el diseño del aprendizaje de un curso debe ser un proceso donde cada elemento esté alineado con los objetivos y las necesidades de los estudiantes para que sea una propuesta útil y de calidad.

Algunos elementos clave que conforman los cimientos de este diseño son:

Propósito del curso

¿Qué esperan los estudiantes aprender realmente en el curso? Para mantener el propósito claro y alineado con las expectativas de los estudiantes, es fundamental entender sus necesidades y motivaciones.

Para conseguir esta información se pueden realizar encuestas, evaluar el contexto y las tendencias actuales o si existe alguna brecha de conocimiento que deba rellenarse o ampliar.

Plantear esto desde un inicio puede parecer sencillo pero, ¿cómo mantener este propósito durante todo el proceso de diseño? Para no perder el foco es importante evaluar cada decisión que se tome, preguntarse si realmente está alineada con los objetivos o nos estamos alejando, desde la selección de materiales y herramientas hasta el modelo de evaluación.

Durante el desarrollo y la implementación del curso es importante también valorar si los estudiantes están consiguiendo los objetivos y resultados que esperaban, puede que aun habiendo diseñado el curso basándonos en toda esta información, deba ajustarse para cumplir realmente su propósito.

Estructura, organización y diseño de los contenidos

El diseño de los contenidos debe ser claro, lógico y progresivo. Deben tener una buena estructura que permita a los estudiantes seguirlos sin problema, avanzando desde lo más básico a lo más complejo.

Se recomienda agrupar los contenidos por temáticas o módulos, cubriendo temas específicos que ayuden al estudiante a centrarse en un área en concreto antes de pasar a la siguiente. Un apartado dentro de cada temática debe construirse sobre el anterior y complementarlo, y así sucesivamente.

En cuanto a recursos y material, se pueden utilizar esquemas y mapas conceptuales que unan las diferentes temáticas para tener una visualización global del curso o un resumen con los puntos clave. Lo ideal es ir combinando diferentes formatos a la hora de presentar la información, textos, infografías y vídeos entre otros para no ofrecer un contenido monótono y hacer que el estudiante pierda el interés.

Propuestas de participación activa

Para que el aprendizaje sea significativo, debe fomentarse la participación activa en durante el curso, de modo que los estudiantes no solo sean una figura que recibe información de forma pasiva, sino que participen activamente en el aprendizaje.

Para guiarlos de manera efectiva durante todo el curso existen estrategias como el microlearning o herramientas multimedia que facilitan esta participación.

El microlearning, como su propio nombre indica, se basa en dividir el contenido en pequeñas porciones o módulos que los estudiantes pueden completar en muy poco tiempo. Estos módulos suelen ser interactivos y enfocados a una sola habilidad o concepto a la vez, lo que facilita la participación activa. Su formato suele ser de videos cortos, test finales rápidos o tareas pequeñas.

En cuanto a las herramientas multimedia, integrar videos, podcasts, infografías, animaciones y otros recursos visuales y auditivos puede hacer que el aprendizaje sea más dinámico y atractivo, fomentando la interacción.

Otras propuestas de participación activa que se pueden contemplar son las discusiones en foros con otros estudiantes sobre un tema, la realización de proyectos colaborativos o la introducción de elementos de gamificación como un sistema de puntos o insignias al completar diferentes niveles.

Tipo de evaluación

La evaluación no es solo una forma de medir el progreso y los resultados de un estudiante, sino que también es la manera deir identificando áreas de mejora a lo largo del curso.

Existen varios tipos de evaluación, escoger la adecuada para un curso dependerá de los objetivos de este, la temática, el contexto y el perfil de los estudiantes.

Algunos tipos de evaluación que se pueden llevar a cabo son:

Adaptar el diseño de aprendizaje al entorno digital

Adaptar el diseño de aprendizaje al entorno digital​

El diseño de aprendizaje es algo que en un inicio fue desarrollado para una modalidad de formación presencial. Los avances tecnológicos y nuevas demandas y necesidades por parte de los estudiantes han hecho que los modelos de diseño se adapten a nuevos formatos.

Adaptar un diseño de aprendizaje al entorno digital requiere una planificación que combine los principios del aprendizaje tradicional con las posibilidades y limitaciones de las plataformas digitales.

En este sentido, los sistemas de gestión de aprendizaje o LMS, también conocida como plataformas de e-learning, permiten que las estrategias y los contenidos del diseño de aprendizaje se adapten al entorno digital de manera sencilla y eficiente sin dejar de lado sus principios educativos fundamentales.

Estas plataformas de e-learning permiten hacer una segmentación clara del contenido en módulos estructurados, haciendo que los estudiantes puedan seguir las unidades de aprendizaje de forma clara y visual. Pueden incluso bloquearse módulos que solamente serán accesibles una vez completados los anteriores.

En cuanto a la integración de diferentes formatos y materiales, los LMS permiten añadir todo tipo de contenidos como videos, imágenes, actividades interactivas, foros y cuestionarios.

Además de esto, las evaluaciones pueden realizarse de manera automatizada, rebajando la carga del instructor y ofreciendo una mejor visualización del avance de cada alumno. Según este progreso, las plataformas ofrecen la posibilidad de personalizar el aprendizaje, ofreciendo material de ampliación a estudiantes avanzados o de refuerzo a aquellos que lo necesiten.

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